30.8.05

Otros espectadores dicen...

Es una obra muy buena. Compleja.
El espectador realiza un trabajo de comprensión que lo obliga a actualizar el recuerdo de "El príncipe idiota" de Dostoievski y algunos acontecimientos de la propia vida del escritor.
El idiota es una obra entrañable que en algunos lectores –es mi caso- ha permanecido, ya un tanto borrosa, pero con una singular carga de emoción y piedad. Estos 'humillados y ofendidos' se nos presentan con su carga de inocencia y a la vez mutando en otro, espejo salvaje y también complemento.
La interrelación entre vida y obra en Dostoievski incluye las características de una enfermedad singular que padecía el escritor y que padece su protagonista: la epilepsia. Para el que la padece el mundo se aniquila en un instante. Por unos segundos alguien le roba la vida. Su cuerpo y su mente se extraña de un yo y 'muere'. Comprende al 'resucitar' que seguirá muriendo. ¿Quién ha tomado su cuerpo? Es inevitable la derivación a un doble. El doble realiza el descontrol que es ajeno al príncipe Myshkin. Este doble será Rogojin.
Tantanian, multiplica los efectos, relaciona su propia vida en esta obra, incluye rasgos de su historia, su abuela, un tío... Una reverberación de ecos va incluyendo la historia personal de los actores en el momento de su presentación e inicio de la obra. Así la amalgama es una combinatoria compleja desde lo conceptual brillantemente acompañada con imágenes de gran plasticidad. Qué es ese Cristo lacerado, mutilado, sino el despojo caído, la máscara violenta que imprime el ataque en el cuerpo de Myshkin.
En algún momento dice Rogojin sobre el príncipe: "es un paisaje y es la puerta. Es el cuchillo." (cito de memoria). Imposible mejor descripción.
La actuación: excelente. Salí turbada. Lo más importante es que todavía la pienso. Eso siempre me gusta.
Marta López

Emoción, durante todo el transcurso de la obra, aun riéndome lo hacía vibrando sobre un fondo de sentirme afectado por la historia, por los actores, por los personajes. A mí la intensidad afectiva cuando va unida a la inteligencia me emociona. Y esta obra tiene ambos atributos. Stella Galazzi, Luciano Suardi y Nahuel Pérez Biscayart se entregan, la obra lo exige, es generosa desde la dramaturgia y desde la puesta. Viéndola obtuve un doble placer: el de seguir lo que plantea con sutil inteligencia Tantanian y a la vez eso tan especial que se produce -mezcla de admiración y amor- cuando los que encarnan personajes tan complejos lo hacen entregando todo de sí. ¡Qué terrible es la inocencia y cómo desde ella todo se ilumina, hasta el más oscuro rincón de lo humano!
Ah... me olvidaba: ¡gracias Dostoievski!
Me ayudó a disfrutarla ingresar en http://losmansos.blogspot.com y vale la pena.
Fernando

No hay comentarios.: