30.8.05

Blog

aquí un grupo de estudiantes secundario con Nicolás Fuster a la cabeza me hicieron un reportaje y escribieron una crónica"casi objetiva" del espectáculo. A leer, a leer.

Otros espectadores dicen...

Es una obra muy buena. Compleja.
El espectador realiza un trabajo de comprensión que lo obliga a actualizar el recuerdo de "El príncipe idiota" de Dostoievski y algunos acontecimientos de la propia vida del escritor.
El idiota es una obra entrañable que en algunos lectores –es mi caso- ha permanecido, ya un tanto borrosa, pero con una singular carga de emoción y piedad. Estos 'humillados y ofendidos' se nos presentan con su carga de inocencia y a la vez mutando en otro, espejo salvaje y también complemento.
La interrelación entre vida y obra en Dostoievski incluye las características de una enfermedad singular que padecía el escritor y que padece su protagonista: la epilepsia. Para el que la padece el mundo se aniquila en un instante. Por unos segundos alguien le roba la vida. Su cuerpo y su mente se extraña de un yo y 'muere'. Comprende al 'resucitar' que seguirá muriendo. ¿Quién ha tomado su cuerpo? Es inevitable la derivación a un doble. El doble realiza el descontrol que es ajeno al príncipe Myshkin. Este doble será Rogojin.
Tantanian, multiplica los efectos, relaciona su propia vida en esta obra, incluye rasgos de su historia, su abuela, un tío... Una reverberación de ecos va incluyendo la historia personal de los actores en el momento de su presentación e inicio de la obra. Así la amalgama es una combinatoria compleja desde lo conceptual brillantemente acompañada con imágenes de gran plasticidad. Qué es ese Cristo lacerado, mutilado, sino el despojo caído, la máscara violenta que imprime el ataque en el cuerpo de Myshkin.
En algún momento dice Rogojin sobre el príncipe: "es un paisaje y es la puerta. Es el cuchillo." (cito de memoria). Imposible mejor descripción.
La actuación: excelente. Salí turbada. Lo más importante es que todavía la pienso. Eso siempre me gusta.
Marta López

Emoción, durante todo el transcurso de la obra, aun riéndome lo hacía vibrando sobre un fondo de sentirme afectado por la historia, por los actores, por los personajes. A mí la intensidad afectiva cuando va unida a la inteligencia me emociona. Y esta obra tiene ambos atributos. Stella Galazzi, Luciano Suardi y Nahuel Pérez Biscayart se entregan, la obra lo exige, es generosa desde la dramaturgia y desde la puesta. Viéndola obtuve un doble placer: el de seguir lo que plantea con sutil inteligencia Tantanian y a la vez eso tan especial que se produce -mezcla de admiración y amor- cuando los que encarnan personajes tan complejos lo hacen entregando todo de sí. ¡Qué terrible es la inocencia y cómo desde ella todo se ilumina, hasta el más oscuro rincón de lo humano!
Ah... me olvidaba: ¡gracias Dostoievski!
Me ayudó a disfrutarla ingresar en http://losmansos.blogspot.com y vale la pena.
Fernando

Un reportaje en

Alternativa teatral.

22.8.05

Myshkin escucha Loquero

El príncipe Myshkin en estado de gracia escucha su banda preferida.

¿Quién es...

ese chico?

19.8.05

Hoy en La Nación

Seductora puesta de Tantanian

Los mansos de Alejandro Tantanian, basado en motivos de El idiota de Dostoievski. Con Stella Gallazi, Nahuel Pérez Biscayart y Luciano Suardi. Iluminación: Jorge Pastorino. Escenografía y vestuario: Oria Puppo. Texto, musicalización y dirección: Alejandro Tantanian. Funciones los sábados, a las 23, y los domingos, a las 19, en El Camarín de las Musas, Mario Bravo 960.

El mismo Alejandro Tantanian, el gestor de Los mansos, dice que su nueva obra está basada en motivos de El idiota, de Fedor Dostoyevski, y una serie de elementos tomados de su biografía personal, de los actores y del mismo Dostoyevski. Esa suma de historias da vida a este nuevo espectáculo, en el cual se mezclan las tensiones entre el príncipe Myshkin, Rogojin y Nastasia con las otras individualidades. Quizás haya que reconocer que esa línea no toma cuerpo de una forma contundente. Que, a lo sumo, es algo que se intuye. Pero la obra es más que el soporte dramático utilizado por Tantanian, respira más sensaciones.

Entonces, ¿de qué se trata Los mansos más allá de los procedimientos formales? Quizás hable de tres personas (o de una misma) que entablan un vínculo ganado por un erotismo latente y perturbador, por pasiones cruzadas, por un deseo convulsionado, por una pulsión trágica que los gana siempre. Y como entablan una situación pendular, son los seres más tiernos (que pueden terminar cantando un bellísimo tema de Cole Porter y hacerle sentir al espectador que la vida es bella) o los que dan un perverso golpecito para que el otro caiga al vacío, indefenso.

Los mansos es una historia con avances y retrocesos (algunas de esas ideas y vueltas son francamente seductoras), con diálogos que arman un extenso e íntimo monólogo. Es también una historia compuesta por fragmentos que seguramente admitirán varias lecturas posibles. Tan fragmentaria es la propuesta que, en la mayoría de las escenas, el espectador no tendrá la posibilidad de verles las piernas a los actores porque se lo pasan moviéndose adentro de una enorme caja rectangular. O sea, cuentan y esconden. Dicen y se callan.

Para el armado de este rompecabezas, Alejandro Tantanian "descubrió" un espacio ubicado en el primer piso de El Camarín de las Musas, de una fuerza poética enorme. En ese punto, no esconde nada. Claro que tal es la magia del lugar y la potencia puesta en juego por él y por su equipo creativo que, por momentos, opaca al texto y a lo que propone como situación dramática. Probablemente, el punto en el cual el texto y la puesta dialoguen con mayor fluidez es cuando los actores cantan y bailan la canción de Cole Porter. O sea, cuando la tensión se toma un respiro.

Oria Puppo, como la vestuarista y escenógrafa, concreta una inteligente no escenografía (su inteligencia consistió en dejar las paredes casi al desnudo o intervenirlas de una manera muy sutil). La misma sutileza está presente en la delicada iluminación de Jorge Pastorino, quien se las ingenia para darle más vida a un sitio plagado de recuerdos. El equipo se completa con el sólido material sonoro seleccionado por el mismo director del montaje.

El trío actoral
La otra gran alianza que entabla Tantanian es con sus tres actores. El director, dramaturgo, actor y cantante convocó a dos intérpretes de peso, como son Stella Galazzi, sencillamente maravillosa en Electra shock, y a Luciano Suardi, el notable director de Temperley. La paleta de ella es tan amplia que va desde una mujer nublada por el dolor hasta una mujer poseedora de una seducción irresistible. Suardi compone a un personaje oscuro, de dobleces, de esos que siempre se guardan una carta.

El trío se completa con la actuación de Nahuel Pérez Biscayart. El intérprete, de poca experiencia teatral, tiene una riqueza expresiva llamativa. Y más que eso: es un animal de teatro. Entre esos dos enormes actores él no se apichona. Los provoca, los potencia, los expande con un rostro angelical y tortuoso. Por momentos, el vuelo que toman es tan seductor como el espacio mismo, como esas cuatro enormes paredes desnudas en donde habita esta nueva historia de Alejandro Tantanian, en, probablemente, uno de sus mejores trabajos como puestista.

Alejandro Cruz



Otros soportes

  • Seguramente, para Alejandro Tantanian el hecho escénico no sólo toma cuerpo en el mismo escenario. Consciente de esas posibilidades, en el blog http://losmansos.blogspot.com comparte buena parte del proceso creativo con comentarios, apuntes de los ensayos, escritos de los espectadores, fotos y un universo de relaciones de enorme riqueza. Pero la cosa no queda ahí. En el hall de la sala, el fotógrafo Ernesto Denogana presenta una interesante exposición con material obtenido durante el largo proceso creativo. La yapa es un programa de lujo que, bajo el formato de libro-objeto, incluye el texto de la obra, fotos de los actores y de algunos de sus familiares y apuntes escritos por el mismo Tantanian. El libro de Gonzalo Martínez completa el abanico de posibilidades que se pensaron para este montaje estrenado la semana pasada.

17.8.05

Algunos espectadores dicen:

1.
Ale tu espectáculo me gustó muchísimo. Me emocionó. No me importa si en él sobrevolaba Dostoievski o no, creo que ahí estabas vos, tal vez un poco escondido, pero de ese texto emana una confesión (perdón por tanto atrevimiento) y eso te lo agradezco por permitirme - como espectador - compartirlo.
Siento que igual que en La señorita Julia, hay un riesgo. En ese y éste tengo la sensación, de ver a un Alejandro más auténtico, que revela una parte profunda de su ser y ese desafío, vuelvo a repetir, me emocionó, me angustió y me impactó el espacio, me "arrugó" el frío y esos actores son maravillosos. Es indudable que la obra va más allá de Dostoievski. Si todo ese tema de la novela no estuviera y sólo me dijeras: "estreno esta obra con textos míos", yo igual quedaría arrebatado, porque creo que el espectáculo sos vos, tu memoria, tu deseo, tu existencia. (...) A Luciano verlo en escena me permitió volver a enamorarme de ese extraño asesino en potencia que a veces suele sacar en el escenario, de ese ser ávido de algo que no se sabe qué es y de esa máscara entre angelical y perversa que parece no tener límites. Stella creo que es única, está más allá del tiempo y Nahuel es una revelación, es el Federico León de estos tiempos. Pocas veces uno puede decir que un actor es mágico y él lo es. Qué decir de una artista como Oria Puppo, o de Pastorino. A vos gracias por ese abrazo tan sincero que se dan esos dos actores en escena y que sentí me llegó al corazón, aunque suene a cursi. Bueno nada más. Nuevamente gracias, te abrazo.
Juan Carlos Fontana.

2.
Querido Alejandro,
pues na’ que la obra me gustó muchísimo, tiene una carga poética no tan hallable en estos días, el texto es muy bello, tiene destellos fantásticos, la puesta bárbara… como verás soy todo entusiasmo, pero es que agradezco el ser conmovido. (...) Bueno, que gracias y te felicito, cuando pase un tiempo volveré por allá, fue lindo estar allí: en donde aconteció la belleza.
Un abrazo.

3.
... Y también aprovecho el mensaje para contarte mis frescas impresiones con motivo de Los mansos. La escena del árbol es la piedra fundamental en el sentido de justificar todo lo demás, si fuera necesario. (...) Me gusta también el viento como banda sonora, la construcción de las imágenes y el espacio donde se dicen las palabras que escribiste, la escena del playback, la caminata en equilibrio y lo referido a la pintura de Holbein... contemplar un detenimiento secreto puede desencadenar tantas cosas! Seguramente veré Los mansos alguna vez más adelante. Que tengan muchas y cada vez mejores funciones.

La Prensa dijo esto

EN “LOS MANSOS” ALEJANDRO TANTANIAN RECREA EL COMPLEJO MUNDO DE DOSTOIEVSKY

Trágica condena al destierro


La novela El idiota del ruso Fedor Dostoyevski (1821-1881) y parte de su sistema de construcción narrativa, fueron el punto de inspiración que tomó el director, dramaturgo y actor Alejandro Tantanian, para su pieza Los mansos.
Su título refiere de algún modo al personaje protagónico: el príncipe Lev Nikolaievitch Myskhkin, un joven enfermo de epilepsia (también Dostoyevski la padecía), al que el autor convierte en un modelo del hombre manso, inocente, que busca su redención a través del sufrimiento.

LAS IDENTIDADES
Los antihéroes, los hombres desterrados de sí mismos y de la sociedad en la que viven, los elementos autobiográficos, la sensación de un latente estado de finitud de la vida, la indagacion sobre la propia existencia y una filosofía apoyada en la búsqueda metafísica del ser, fueron parte de los elementos literarios que empleó el autor ruso en sus obras.
Tantanian toma esa posta, emplea datos de su propia vida, su pasado con una abuela rusa y textos de la propia novela de Dostoievski, a los que suma confesiones personales de los mismos actores y con esa apoyatura arma su pieza.
Los mansos es como un enorme friso que habla del exilio existencial de unos personajes, que parecen dialogar entre ellos, sin embargo lo que dicen son breves monólogos que describen vidas atravesadas por hechos trágicos: muertes, suicidios y enfermedades.
El amplísimo paisaje psicológico que propone “Los mansos” igual que la novela se apoya en tres personajes: el mencionado príncipe, al que llaman “el idiota”, Nastasia Filipovna Barashkov y Parfion Semionovitch Rogojin, amante de la mujer.
En ese triángulo amoroso se sostiene una partitura de sensaciones, en las que el deseo de unos y otros y un extremado “diálogo” con la muerte, parecen convertirse para los tres en el extraño y misterioso paradigma de sus vidas.

ESPACIO SUGESTIVO
Los mansos se presenta en una nueva sala del complejo Camarín de las musas. Ubicada en un primer piso es una especie de enorme galpón, con techo de chapa y una gran claraboya por la que sale parte de la iluminación del espectáculo. Mientras en el piso de cemento, un gran rectángulo con barandas de ladrillo y cemento, que forman parte de la arquitectura, también sirven de gran escenario a las situaciones jugadas por los actores. Los espectadores ubicados en dos filas a lo largo de uno de los costados, parecen ser partícipes de esa gigantesca instalación plástica, que sugiere un decorado de postguerra. Un espacio abandonado, derruído, desmantelado, quizás tanto como la vida de esos mismos protagonistas.
El espacio magníficamente intervenido por la escenógrafa y vestuarista Oria Puppo, de entrada transmite al espectador una sensación de sugestivo vacío existencial. A la vez que la pieza como una fotografía fuera de foco al comienzo, se va haciendo más nítida a medida que se sucede ese encadenado de escenas, que parecen no contener un orden correlativo, sin embargo van dejando al desnudo la revelación de tres vidas unidas por un enigmático desasosiego interior, la enfermedad y la pasión que termina corrompiendo sus almas unidas por un deseo carnal, que se parece más a una pulsión de muerte que a una forma de amor desesperado.
Tantanian parece hablar de un espíritu de transformación, de humillación asumida que convierte la inocencia de “el idiota” en un maquiavélico juego de identidades desencontradas.
Atractivamente valiosas son las actuaciones de Nahuel Pérez Biscayart - asombroso en su escena de la rata -, Stella Galazzi y Luciano Suardi. A los que se une la valiosa iluminación de Jorge Pastorino.

Juan Carlos Fontana

14.8.05

Los músicos: Piotr Ilich Tchaikovsky

A pesar de ser contemporáneo estricto del Grupo de los Cinco, el estilo de Tchaikovsky no puede encasillarse dentro de los márgenes del nacionalismo imperante entonces en su Rusia natal. Su música, de carácter cosmopolita en lo que respecta a las influencias -entre ellas y en un lugar preponderante la del sinfonismo alemán-, aunque no carente de elementos rusos, es ante todo profundamente expresiva y personal, reveladora de la personalidad del autor: compleja y atormentada.

Alumno de composición de Anton Rubinstein en San Petersburgo, los primeros pasos de Tchaikovsky en el mundo de la música no revelaron un especial talento ni para la interpretación ni para la creación. Sus primeras obras, como el poema sinfónico Fatum o la Sinfonía núm. 1 Sueños de invierno, mostraban una personalidad poco definida.

Sólo tras la composición, ya en la década de 1870, de partituras como la Sinfonía núm. 2 Pequeña Rusia y, sobre todo, del célebre Concierto para piano y orquesta núm. 1, la música de Tchaikovsky empezó a adquirir un tono propio y característico, en ocasiones efectista y cada vez más dado a la melancolía.

Gracias al sostén económico de una rica viuda, Nadejda von Meck -a la que paradójicamente nunca llegaría a conocer-, Tchaikovsky pudo dedicar, desde finales de esa década, todo su tiempo a la composición. Fruto de esa dedicación exclusiva fueron algunas de sus obras más hermosas y originales, entre las que sobresalen sus ballets El lago de los cisnes, La cenicienta, La bella durmiente y Cascanueces, sus óperas Eugenio Oneguin y La dama de pique, y las tres últimas de sus seis sinfonías.

La postrera de ellas, subtitulada Patética, es especialmente reveladora de la compleja personalidad del músico y del drama íntimo que rodeó su existencia, atormentada por una homosexualidad reprimida y un constante y mórbido estado depresivo. El mismo año de su estreno, 1893, se declaró una epidemia de cólera; contagiado el compositor, la enfermedad puso fin a su existencia.

tchaikovsky regala su pieza de otoño al abrazo de myshkin y rogojin frente al dolor del cuadro de holbein. ¿es poco claro lo que aquí se explica? vengan a ver los mansos y todo será "más claro que el agua".

Los músicos: Franz Schubert

Franz Peter Schubert, compositor austriaco. Nació en Viena (Austria) el 31 de enero de 1797. Era hijo de una familia de procedencia humilde, el duodécimo de catorce hijos de los que únicamente sobrevivieron cinco. Residía en el barrio de Liechtental de Viena, donde su padre ejercía de maestro. Schubert, decidido a seguir su propio camino como músico, tuvo que enfrentarse con su padre que quería que fuese también maestro.

A los once años entró como cantor en la capilla imperial, consiguiendo una beca que le permitió estudiar gratuitamente en la escuela municipal de Stadkonvikt. Allí fue alumno de Antonio Salieri y gracias a la orquesta de la escuela, para la que escribió sus primeras sinfonías, se familiarizó con la obra de Franz Joseph Haydn y Ludwig van Beethoven.

A los catorce años crea sus primeros lieder y antes de cumplir los dieciocho ya había creado una de sus obras maestras, Gretchen am Spinnrade, el primero de los muchos lieder inspirados en poemas de Johann Wolfgang von Goethe. A los diecinueve años había escrito ya más de 250 lieder.

Peleado finalmente con su padre, abandona su carrera de maestro para dedicarse solamente a la música y la casa de su amigo Franz von Schober se convierte en su primer refugio. Éste fue el inicio de un largo peregrinaje, ya que nunca consiguió mantenerse sólo con sus composiciones y de hecho sobrevivió gracias a la generosidad de sus numerosos amigos, que lo fueron acogiendo sucesivamente en sus respectivas casas. Así, pues, tuvo una vida bohemia rodeado de intelectuales, amante de las tabernas y de los ambientes populares, alejado de los salones y de la etiqueta de la nobleza. De este entorno procede el famoso término de schubertíadas: reuniones de artistas de todos los ámbitos que formaban un círculo brillante y animado dedicado a la música y a la lectura.

Admiraba profundamente a Beethoven pero a pesar de vivir en la misma ciudad, se negó siempre a entrar en aquellos círculos de la alta sociedad. Esto repercutió tanto en su obra como en su vida ya que nunca llegó a conocer la fama o el éxito. A pesar de ello, Schubert con Beethoven, establecen las bases de lo que será el Romanticismo. Podríamos decir que Schubert representa la esencia del primer romanticismo: el lirismo, la melodía y las pasiones.

Durante sus últimos años escribió piezas magistrales, fruto y reflejo de sus experiencias personales y siempre con el sello inconfundible de una inagotable inspiración melódica. Por ejemplo, una tensa profundidad marca la Wanderer-Fantasie (1822) o Die schöne Müllerin (1823), estos últimos inspirados en poemas de Wilhelm Müller. Escribiría La muerte y la doncella, uno de sus cuartetos más conocidos en 1824, y ya hacia el final de su vida, el intenso dolor y el aislamiento dejaron su impronta en el Winterreise, D.911 Op.89 (1827), también con textos de Müller.

Por aquel entonces, Schubert tenia solamente 31 años y acababa de matricularse para estudiar fuga. Pero una sífilis, complicada finalmente con una fiebre tifoidea, lo llevaron a la muerte el 19 de noviembre de 1828, sin haberse acercado nunca a su admirado Beethoven.

El último deseo de Schubert, ser enterrado al lado de Beethoven, muerto un año antes, es finalmente una realidad, ya que en estos momentos, Schubert reposa en el mismo lugar, reservado a músicos ilustres, donde también se encuentra la tumba de Beethoven, en el Zentralfriedhof (cementerio principal) de Viena.

schubert le pone música al cumpleaños de myshkin.

Los músicos: Claudio Monteverdi

Monteverdi estudió con Ingegneri, maestro di cappella en la Catedral de Cremona, y publicó varias colecciones de motetes y madrigales antes de viajar a Mantua alrededor de 1591 para trabajar como intérprete de instrumentos de cuerda en la corte del Duque Vincenzo Gonzaga. Aquí fue influido por Giaches de Wert pero no logró ser su sucesor como maestro di cappella en 1596. Tres años después se casó con Claudia de Cattaneis, cantante de la corte, con quien tuvo tres hijos, y en 1602 fue nombrado maestro de capella tras la muerte de Pallavicino.

Como resultado de una larga controversia con el teórico G. M. Artusi, Monteverdi se hizo conocido como el principal exponente del empleo moderno de la armonía y la expresión del texto. En 1607 se estrenó en Mantua su primera ópera, Orfeo, y en 1608 la segunda, Arianna. Desencantado con Mantua, el compositor retornó a Cremona, pero no consiguió ser despedido por la familia Gonzaga hasta 1612, cuando murió el Duque Vincenzo. La dedicación al Papa Paulo V de una gran colección de música litúrgica conocida como Vísperas (1610) ya indicaba una ambición superior y en 1613 fue nombrado maestro di cappella en San Marcos de Venecia.

En este lugar Monteverdi reorganizó y mejoró la capilla mientras escribía nueva música para ella, pero también era capaz de aceptar encargos de otros sitios, incluyendo algunos de Mantua, como por ejemplo el ballet Tirsi e Clori (1616) y una ópera, La finta pazza Licori (1627). Al parecer su actividad declinó hacia 1629 y se recuperó desde 1637 gracias a una gran demanda como compositor de óperas para la apertura al público de los teatros de ópera en Venecia. En 1640 fue repuesta Arianna y los dos años siguientes vieron estrenadas Il ritorno d’Ulisse in patria, Le nozze d’Enea con Lavinia y L’incoronazione di Poppea. En 1643 visitó Cremona y falleció poco después de su retorno a Venecia.

Monteverdi ha sido una de las más importantes figuras en la historia de la música. Mucho de su desarrollo como compositor puede ser apreciado en los ocho volúmenes de madrigales seculares publicados entre 1587y 1638. Las primeras colecciones muestran una particular deuda a Marenzio. La última, Madrigali guerrieri et amorosi, incluye algunas piezas “in genere rappresentativo” como Il ballo delle Ingrate, Combattimento di Tancredi e Clorinda y Lamento della ninfa, las que aventuran la experiencia de Monteverdi como compositor de ópera. Un noveno libro fue editado póstumamente en 1651.

Orfeo fue la primera ópera en revelar el potencial de este novedoso género y Arianna (de la cual se conserva aquel famoso Lamento) bien pudo ser responsable de su continuidad. La última ópera de Monteverdi, L’incoronazione di Poppea, aunque conservada en fuentes no del todo confiables e incluyendo música de otros autores, es su gran obra maestra e indiscutiblemente la más fina ópera del siglo. En su colección de música litúrgica de 1610 Monteverdi desplegó la multiplicidad de estilos que caracteriza su producción. La misa, escrita sobre temas del motete In illo tempore de Gombert, es un monumento a la prima prattica o estilo antiguo. En el otro extremo, los motetes, escritos para virtuosos cantantes, se constituyen en la más concreta exhibición del estilo moderno y la seconda prattica.

monteverdi compuso su lamento della ninfa para que rogojin termine con los días de nastasia y myshkin pueda - finalmente - encontrar su casa. también nastasia sabe entregarse al filo de rogojin "mesmerizada" por la música de claudio monteverdi. todo esto puede usted compartirlo con nosotros en los mansos.

8.8.05

Un tip sobre las fotos:

cliqueando sobre cada una de las fotos del blog obtendrán una imagen más grande que la que ven.

Los músicos: Johannes Ockeghem

Nace hacia el año de 1410 en una ciudad que no se ha podido determinar. La mayoría de los biógrafos apuntan a Termonde (Flandes) como la mejor posibilidad, siendo en general considerado un compositor franco - flamenco.
Se sabe poco de su vida, teniéndose por cierto que fue cantante al servicio de Carlos I duque de Bourbon hacia 1430 y que formó parte de los vicarios de la catedral de Notre Dame de Amberes en 1443.
En cuanto a sus estudios musicales parece posible que estudiara con Binchois, y que conociera a Duffay en Combray.
En 1453 se establece en París como premier chapelain de la capilla real, actuando también como tesorero - cargo de alta distinción en la época y que sólo concedía el rey - de la Iglesia de Saint Martin de Tours a partir de 1459.
Cuatro años después será canónigo en la Catedral de Notre Dame de París, y en 1470 viaja a España en una comitiva para negociar el matrimonio del duque de Guyenne con Isabel de Castilla.
Muere - probablemente - en Tours (Francia), el 6 de febrero de 1497.

Fue uno de los primeros compositores en utilizar la traducción del significado de las palabras, por ejemplo: usar una escala ascendente para las palabras ascendit in caelo. Este recurso se extendió en el Renacimiento tardío. Destaca por su maestría contrapuntística, materia a la que dio un gran impulso cualitativo.

johannes ockeghem es el autor del requiem que acompaña a rogojin en su peregrinación final sobre las aguas del río.

Mi madre me dijo...

... que no se dice toshka toshka, sino totchka totchka. (Estas palabras rusas se dicen en el espectáculo, claro.) Y ése fue su aporte a Los Mansos y su única y "conmovedora" devolución. A veces pienso si la capacidad reactiva de los seres que uno ama está lejos o cerca de lo que uno espera. Tal vez la historia de su familia esté demasiado oculta en el espectáculo y ella hubiera querido ver un biodrama o tal vez esté demasiado presente y ella pudo haberse visto demasiado expuesta: no lo sé. Lo que sí sé es que una de mis espectadoras más pensadas reaccionó ante Los Mansos como los mansos no sabrían reaccionar.

Después del estreno

Y así. Hoy, parece haber terminado todo. Sin embargo alguien me ayuda a pensar que es el comienzo. Este blog - que supo recolectar los materiales dispersos y dialogar con lo que quedó en el escenario - deberá dar un golpe de timón para transformarse en un diario de las percepciones que se abren una vez que "el resultado" está ahí: fuera de uno y cerca de otros. Espero que encuentre refugio.

7.8.05

Compañías de estreno

Los que aquí siguen son nuestros compañeros de estreno: Fedor, Francisco, Simone, Parfion, Nastasia y Lev. Sí.

Algunos mansos: Fedor Mijailovich Dostoyevski

Si no muriese. Si me devolviesen la vida. ¡Qué eternidad se abriría ante mí! Transformaría cada minuto en un siglo de vida; no despreciaría ni un solo instante y llevaría cuenta de todos los minutos para no malgastarlos.

Algunos mansos: San Francisco de Asís


Oh Señor, haz de mi
un instrumento de tu paz:

Donde hay odio, que yo lleve el amor.
Donde hay ofensa, que yo lleve el perdón.
Donde hay discordia, que yo lleve la unión.
Donde hay duda, que yo lleve la fe.
Donde hay error, que yo lleve la verdad.
Donde hay desesperación, que yo lleve la esperanza.
Donde hay tristeza, que yo lleve la alegría.
Donde están las tinieblas, que yo lleve la luz.

Oh Maestro, haced que yo no busque tanto:
A ser consolado, sino a consolar.
A ser comprendido, sino a comprender.
A ser amado, sino a amar.

Porque:
Es dando, que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la Vida Eterna.

Algunos mansos: Simone Weil


El apego es fabricante de ilusiones; quien quiera ver lo real, debe estar desapegado.

El hombre no escapa a las leyes de este mundo sino por la duración de un relámpago. Instantes de tregua, de contemplación, de intuición pura, de vacío mental, de aceptación del vacío moral. Sólo por esos instantes es capaz de lo sobrenatural.
Quien soporta un momento el vacío, o bien recibe el pan sobrenatural, o bien cae. Riesgo terrible, pero hay que correrlo, aun sin esperanzas por un momento. Pero no hay que arrojarse en él.

Es imposible perdonar al que nos ha hecho mal, si ese mal nos ha rebajado. Hay que pensar que no nos ha rebajado, sino que nos ha revelado nuestro verdadero nivel.

El vacío es la plenitud suprema, pero el hombre no tiene derecho de saberlo. Cristo mismo lo ignoró completamente en un momento.

Los mansos: Parfion Semionovitch Rogojin

Hoy a la mañana vino a verme el idiota y yo sabía que iba a insistirme con eso de que “es más fácil morir con personas y árboles alrededor”. Pero hoy no dijo “morir”, dijo que “es más fácil vivir con personas y árboles alrededor” y dado el estado en el que estoy viene a ser casi lo mismo. Pero le pregunté qué quería decir con eso de los árboles y por qué me abrumaba tanto con sus árboles; y para mi sorpresa, me enteré que según él, yo le había dicho que vine acá para ver los árboles por última vez.

Fragmento de Los Mansos

Los Mansos: Nastasia Filipovna Barashkov

Me voy. No tengo nada que sea mío. Puedo salir de acá, y tirar todo. Entonces ¿Quién me va a aceptar si no tengo nada? A Myshkin. Vos claro, por tu buen corazón. ¿Querés llevarte la hembra de Rogojin? Yo no soy honrada… ¡idiota! Eso es cosa de las novelas, ahora el mundo es otra cosa y además, ¿cómo podes pensar en llevarme si lo que necesitás es una enfermera que te cuide? ¡Epiléptico!

Fragmento de Los Mansos

Los Mansos: Lev Nikolaievitch Myshkin

Yo no le ofrecí casamiento. Yo no puedo casarme con nadie. Estoy enfermo. Sólo creo que puedo ayudarla. Cuando uno acepta el sufrimiento es más fácil. Cristo demostró que el sufrimiento puede ayudarnos. El que persevera en el sufrimiento consigue que el mundo avance, lo enriquece. Una cuestión importante es quién lo enriquece más: los que actúan o lo que sufren. Yo prefiero a los que sufren. Los que actúan pueden conseguir infinidad de cosas en el mundo, pero un niño enfermo, que tiene que estar toda su vida en cama y no puede hacer nada, sufre, y su sufrimiento llena el mundo con la sustancia de Cristo. Al hombre le fueron dadas dos maneras de comportarse: la acción y el sufrimiento. Y ambos destinos enriquecen el mundo. Por eso.

Fragmento de Los Mansos

Hoy estreno Hoy

y allá vamos: "el resultado", entonces. Sólo deseo que la mirada se pose sobre los espacios en blanco y el oído perciba el silencio. Prefiero el sufrimiento a la acción, como Myshkin. Así que deseo que los que vean Los Mansos de aquí en adelante puedan ver lo que está detrás de lo que ven. El espacio de lo creado no está en lo creado. Frente a nosotros sólo vemos lo material de aquello, la punta del iceberg: Los Mansos quieren mostrar el iceberg. Tratar en la mirada de apoderarse de eso que no está y está: la ausencia, la cesura, el abismo, el silencio, el vacío. Los resultados son fachada. Los Mansos intenta la arquitectura.

Dostoyevski x Papini x Tantanian

Nada que agregar sobre ese texto: sólo la completa desaprobación.

Dostoyevski x Papini

En el JUICIO FINAL todos los humanos, sin engaño, confesaremos ante Dios cómo han sido nuestras vidas, convirtiéndonos, por manifiesta verdad, en nuestros propios jueces, y aceptando el premio o el castigo merecido. En este caso, Papini hace aparecer a Dostoyevski, que confiesa la verdad de su vida.

Ahora que veo libremente, a una distancia tan grande del tiempo, mi vida y mi alma, me estremezco por mis tinieblas y me reanimo con mi luz.
No creo que hombre alguno fuera más combatido que yo por fuerzas extremas opuestas. Mi alma fue el oscuro campo de batalla entre un opidario de demo-nios prisioneros y un escuadrón de ángeles mutilados.
Parecía que dentro de mi espíritu se debatiera una paloma angélica contra las insidias de una víbora nunca victoriosa y nunca vencida.
Habitaban en mi un criminal y un santo: un criminal mal domado y un santo fallido. Cuando reflexiono y medito mis pecados - ignoro si reales o imaginarios - me horrorizo.
Fui parricida, violador y asesino, adúltero, jugador, cruel. La perversión me atraía irresistiblemente, como el puerco es atraído por el lodo y el perro por el vómito. A veces al pensamiento seguía el acto; mas a menudo la voluntad nefanda se apagó en el impudor de las palabras y en las obras de mi fantasía. La literatura me salvó. Si yo no hubiera sido escritor habría sido uno de los viles delincuentes de mi tiempo y la pena de muerte, que en el último instante se alejó milagrosamente de mí, habría sido la conclusión natural de mi gesta.
Volqué en los personajes de mi imaginación la turbia espuma de mi maldad, las obsesiones de mis deseos homicidas, la regurgitación de mi lascivia, el delirio de mi orgullo reprimido, las heces de mi bajeza y de mi hipocresía. No pude liberarme enteramente del limo interior que me sofocaba, pero me salvé de lo peor. Porque junto a ese cúmulo de males existía por momentos en mí, todavía más fuerte, una sed de amor perfecto e infinito, un apetito superpotente de bondad, de afecto, de renunciación, de humildad, de humillación. Si esos momentos hubieran durado y se hubieran convertido en la substancia cotidiana de mi naturaleza, si hubieran sido seguidos por actos reales, por hechos visibles, yo habría podido ser el santo de mi siglo. Pero la misma literatura que me salvó del delito fue el obstáculo de mi santidad Mis libros me sacaron del infierno, pero también fueron el peso que me detuvo en el camino del paraíso. Desgarrado y dividido por esos terribles extremos no pude ser sino un infeliz enfermo y un artista afortunado.
Mi corazón triturado y pisoteado por esos conflictos sin reposo no podía descansar en la quietud de la mediocridad. A ciertas horas yo aspiraba solamente al dolor, al sufrimiento más agudo, a las humillaciones más inhumanas, a la exasperada voluptuosidad del martirio. Habría querido ser hollado, insultado, precipitado en el estercolero de Job, en la cueva del leproso, en el precipicio de todas las caídas humanas, y habría querido asumir todas las penas de los hombres, todas las tribulaciones de los inocentes y las fiebres quemantes de los perseguidos y los supliciados.
En otros momentos, en cambio, mi alma se perdía en el éxtasis de una beatitud increíble e imposible, en el arrobamiento de una reconciliación universal, en la visión de una perpetua edad de oro, de un mar de zafiro donde florecían las islas de esmeraldas pobladas por criaturas jóvenes, bellas, eternamente felices. Atenaceado y herido por los golpes de estos irreconciliables extremos sólo pude ser, toda mi vida, un mísero pordiosero vergonzoso y altivo. Pedí al arte un poco de reposo, a los hombres un poco de afecto, a los demonios un poco de tregua, a la patria un poco de gloria, a los amigos un poco de pan, a Dios un poco de piedad. Aquí también soy un mendigo que solicita caridad, pero sólo la espera de Aquel que, como yo, conoció la Transfiguración y la Flagelación.

Ayer

fue el ensayo general. Alguna gente entre nosotros. Y todos los desastres técnicos acudieron. Como debe ser, como marca el exacto ritual. La pasada estuvo bien pese a eso. Los que vinieron respondieron fervorosamente, así: inquietados y conmovidos. Eso está bueno, entonces, pienso hoy. Creo que poder trasladar ese estado emocional a los que vean el espectáculo es norte en este proceso. El estado que despierta en mí el mundo de Dostoyevski. Nada personal: sólo la textura de una emoción que se parece mucho a la idea de un bosque o a la inexorable mirada de un cuerpo muerto.

Radar

Recomienda.

6.8.05

Los actores dicen...

feliz por eso tambien. q haya cosas que se desencuentran a dos dias del estreno tiene algo picante q me gusta. no se. eso es lo q se. q no se. y esta bien. q por mas que una vez haya encontrado 70 por ciento de la obra viva- eso fue. y quedo en el aire. y hay q buscarlo cada pasada. no hay camara q registre. y ahi esta esa mierda encantadora, y angustiante.

p.d_ en uno de esos arrebatos por entender porque no la pase super hoy, se me cruzo la idea de que "no sabia para quien estaba actuando".... no se..- a partir del domingo sera todo distinto.

Algunas notas


Algunas cosas para leer sobre Los Mansos.
















No ficción teatral: el protagonismo de la primera persona
Yo fui testigo
Con el estreno de "Los mansos", de Alejandro Tantanian, la cartelera suma un nuevo trabajo en el cual la vida de los actores se convierte en material dramático

Dice el actor, director y dramaturgo Alejandro Tantanian: "Me gusta pensar en la bóveda de la Capilla Sixtina en la que entre el dedo de Dios y el dedo de Adán hay un espacio. Ese espacio es el lugar en el cual hay que pararse: ni en el lugar de Dios, que crea, ni en el lugar de Adán, el objeto creado". Entre esos pocos centímetros hay muchos creadores escénicos cuyas propias vidas o las de sus actores se transforman en material dramático.

En 1998, Federico León presentó "Museo Miguel Angel Boezzio" en el cual un excombatiente de las Malvinas contaba su vida. Miguel decía: "Por causas mayores mandaron un cadáver a mi casa diciendo que era el mío y no era yo, mientras que yo estaba operado en Uruguay por la expansión de una granada que me facturó parte de las piernas y un brazo, por lo cual tengo dos piernas biónicas, un brazo y un ojo biónico”. El trabajo generó revuelo, risas incómodas, planteos morales, enojos y reflexiones dispares. El filósofo Tomás Abraham dijo: “Si la historia de Boezzio es verdad, no lo sé. No sé si es verdad; sé que es real”. Federico León dice en su libro “Registros” que la experiencia reflexionaba sobre el lugar del espectador y cuestionaba los límites entre la realidad y la ficción.

No debe haber sido el primer trabajo en el cual una persona (actor o no) tomaba un espacio escénico para hablar en primera persona, pero por motivos seguramente caprichosos es el primero que recuerdo. Siete años después, Rafael Ferro cuenta y actúa su propia vida en “Squash”, trabajo dirigido por Edgardo Cozarinsky. En una escena, Rafael interrumpe la ficción, enfrenta al público y dice algo así: “Por momentos me siento un miserable haciendo esto”. Una sensación extraña puede recorrer la platea. ¿Está actuando? Pero Rafael se da vuelta y continúa como si nada.

El próximo mojón de esta tendencia que muchas llaman de no ficción se producirá mañana con el estreno de “Los mansos”, obra interpretada por Stella Galazzi, Luciano Suardi y Nahuel Pérez Biscayart quienes harán una personal visión de “El idiota”, de Fedor Dostoievski. “A ese material lo crucé con las biografías de ellos, la mía y la del autor”, acota Tantanian.


“Vuelve el yo”

El ciclo Biodrama, en el cual, como hace Cozarinsky con Rafael Ferro, un director y autor debe contar la vida de un argentino contemporáneo. “Se podría llamar el retorno de lo real en el campo de la representación”, afirma Vivi Tellas, creadora del ciclo, en un artículo publicado en la revista del Teatro San Martín. “La tendencia, que es mundial, comprende desde fenómenos de la cultura de masas hasta las expresiones más avanzadas del arte contemporáneo pasando por la resurrección de géneros hasta ahora menores como el documental, el testimonio o la autobiografía. El retorno de la experiencia es también el retorno de lo personal. Vuelve el yo, sí, pero es un yo inmediatamente cultural, social, incluso político”, agrega Tellas, quien el año pasado contó su propia vida junto a su mamá y su tía en una obra (en realidad, deberíamos decir “experiencia”) que se llamó, justamente, “Mi mamá y mi tía”.

¿Acaso es una moda? “El tema de la confesión publica podríamos pensarlo en esos términos. Es tan viejo como San Agustín. ¿Por qué aparece con esta periodicidad? Porque cuando los sistemas de pensamiento entran en una profunda crisis hay una vuelta al sujeto, al individuo, al yo único. Me parece que hay momentos en los que la humanidad empieza a naufragar y cuando hay mucho ruido, el mejor espacio es volver a uno”, considera Tantanian.

En este marco, Javier Daulte cuenta la vida de su familia en “Nunca estuviste tan adorable”, el trabajo que se ofrece en el Teatro de la Ribera. En “Bienvenido Sr. Mayer”, el autor Juan Freud narra aspectos autobiográficos en un espectáculo que se presenta en el IFT. En el Rojas, Susana Pampín, Rosario Blefari y Javier Lorenzo, en “¿Somos nuestros genes?”, coquetean con el formato de una conferencia científica en la que, en otro plano, son ellos: Susana, Rosario y Javier, a secas. Y como sucede en “Los mansos”, en varios momentos los actores improvisan y luego vuelven a ser personajes, como si tal cosa existiera, según escribe el mismo Tantanian en el texto de la obra.

Hace tres años, Beatriz Catani presentó, en el marco de Biodrama, “Los 8 de julio”, en el que reunía casi caprichosamente a actores y no actores que habían nacido ese día. Para Catani, “en un país en el cual no se cree en la representación, en el cual la representación política ha fracasado, no repensar la idea de representación estética me parece al menos peligroso”, afirmaba a la revista Funámbulos. Tantanian amplía la idea. “Con «Museo Boezzio», Federico se adelantó a la crisis de representación pública, no teatral, del 2001. Con la crisis ya establecida, ¿cómo voy a pensar yo en representar? Porque si los representantes engañan yo no puedo trabajar dialécticamente con la misma operatoria. Si, aunque más no sea desde el punto semántico, el teatro trabaja con la representación y el representante público nos hizo lo que nos hizo, ¿yo voy a seguir con ese modelo?”, se pregunta, y parte de sus respuestas (o sus búsquedas) expone en “Los mansos”.

En marzo del 2003, en otra bonita página de Biodrama, se presentó “¡Sentate!”, de Stegan Kaegi, en el cual aparecía gente común junto a sus mascotas en una especie de zoológico compuesto por una perra, catorce conejos y una iguana. Antes del estreno se entrevistó a Enrique Santiago, el dueño de las tortugas. “Al principio, honestamente, no entendía de qué se trataba”, decía él. A horas del debut se le preguntó si ahora comprendía de qué se trataba, y contestó: “Es como estar mirándonos; no sé si me explico”.

Sí, se explica. En última instancia, no difiere mucho de cuando Tantanian asegura que esta nueva obra es una de las más suyas. Quizás ese mecanismo de apropiación tenga que ver con la manera como armó este espectáculo que comienza con algunos comentarios sobre Dostoievski, que continúa con anécdotas personales de los tres actores y que sólo ahí comienza la obra o la verdadera ficción a la que nos tiene acostumbrados el teatro. “Claro que el intento del espectáculo es ir mezclando esos distintos niveles hasta que uno no sepa quien habla”, apunta Tantanian, responsable del trabajo. Vale agregar que para él Dostoievski no es alguien ajeno. Es que un tío ruso que rondaba por su familia se convirtió en un espejo en el cual mirarse. “Pero aclaro que no vas a ver una obra sobre la vida de los actores o la mía, vas a ver un espectáculo cuyo eje narrativo es «El idiota», en una versión mínima, pero con un límite muy impreciso entre lo biográfico y lo ficcional, entre la presentación y la representación, entre lo que muestro y lo que soy”, dice.

Probablemente, ese amplio abanico de posibilidades tenga lugar en esos pocos centímetros que separan al dedo del creador del objeto creado. Esos centímetros que separan a Rogojín, a Nastasia y a Myshkin de las vidas de Luciano Suardi, Stella Galazzi y Nahuel Pérez Biscayart.

Por Alejandro Cruz
De la Redacción de LA NACION


“La figura del Cristo muerto es como un aleph del mundo de Dostoyevski”

Entrevista a Alejandro Tantanian
por Florencia Vasquez

Mostrar un ensayo para la prensa quince días antes del estreno el 7 de agosto de Los mansos, basado en motivos de El idiota de Fedor Dostoyevski, es para su autor y director, Alejandro Tantanian, una manera de abrir el proceso creativo. Para ahondar en esa dirección, se presenta el siguiente diálogo post-ensayo en la sala, también a estrenar, de “El camarín de las musas”.

- ¿La idea de tomar elementos autobiográficos para la obra tiene que ver con una concepción del arte ligada a una experiencia personal de la vida?

Yo creo profundamente en eso, cada vez más. Creo que el camino tiene que ser individual y nada más cercano a uno que uno mismo. Primero, Dostoyevski utiliza de una manera muy consciente parte de su propia experiencia de vida y la pone en boca de personajes o sus personajes sufren lo mismo que él. Myshkin es epiléptico, como Dostoyevski era epiléptico, como yo soy epiléptico. Entonces había ciertas cosas que aparecían que yo creía que debían estar porque eran una forma de mostrarme en el trabajo. Los recuerdos de infancia que utilizan los actores son míos. Entonces esa idea de lo biográfico puesto en el entramado de la ficción, lo que empieza a generar es una especie de vórtice donde la ficción se biografiza y la biografía se ficcionaliza, como un juego de espejos.

- ¿En el contexto de la globalización y la desterritorialización, una historia que rescata el vínculo con un pasado extranjero no es una utopía, un lugar que no existe, como la Rusia porteña que crearon tus abuelos y tu madre?

No, utopía no. Dentro de mi imaginario, constitutivamente soy eso también. No intento la reproducción de un pasado o que aparezca el territorio de Rusia. Mi infancia, como todo lo que uno deja atrás, pertenece a un estadio muy íntimo, que tiene que ver con lo perdido. Y para mí, el lugar de la infancia, que fue desde el que yo me paré, es un lugar que uno siempre añora llegar por medio del arte.

- ¿La ausencia de suelo en la escena metaforiza la irrealización moderna de la identidad ligada al territorio?

No, en realidad tiene que ver con la idea de horizontalidad y de hundimiento de la losa de Cristo. Para mí, este espacio es claramente un espacio mortuorio, como de gran nicho, que estaba ligado a la imagen del Cristo de Holbein.

- ¿Y cuál es el sentido de mostrar a Cristo como hombre sufriente?

No sé si hay un sentido. Uno de los motivos que yo trabajé es el Cristo de Holbein y Dostoyevski era un ferviente creyente en Cristo, pero no profesaba la religión ortodoxa rusa, sino que era un “crístico”. Él decía que en realidad el hombre está emparentado a Jesús por el sufrimiento. Todo lo demás que hizo Cristo no es humano, pero lo que padeció en la cruz es lo que lo une al hombre. Y a partir de eso él construye toda su mirada filosófica sobre sus novelas, entonces eso me parece que tiene un lugar muy central en el espectáculo. La figura del Cristo muerto es como una suerte de aleph del mundo de Dostoyevski.

- ¿O sea que tu elección para este espectáculo es la salida de Dostoyevski de redención cristiana?

Eso es lo que está en Dostoyevski. Y es lo que a mí, desde el punto de vista del pensamiento, me parece interesante presentar. De ahí a que eso sea lo que piense, no sé, no importa. Obviamente es un recorte que yo hago, no tomo cualquier cosa, tomo eso. Su mirada sobre el sufrimiento, sobre la redención, me conmueve. Después no sé si eso lo puedo operar en mi vida, pero comparto esa cuestión compasiva, es decir, hay un pathos compartido, entonces, desde el punto de vista de la expresión es lo que importa. Me parece que la construcción poética del espectáculo está muy arraigada a su propia concepción poética del mundo. Porque además es un autor que a mí me emociona así como es, no de otra manera, no como yo quiero que sea.

- Entonces ¿cuáles son los núcleos más fuertes que tomaste de la novela?

La idea del triángulo entre Rogojin, Myshkin y Nastasia, la aparición de la figura del Cristo de Holbein, que es de alguna forma el motor de la escritura de Dostoyevski. Cuando descubre ese cuadro, al mes descubre como el hilo de Ariadna de la novela. Después, tomé la idea de la mansedumbre. Qué significa ser un manso o un idiota, según cómo lo miren. De hecho, Myshkin es visto por la burguesía petersburguesa como un idiota, cuando en realidad es un manso de espíritu, una especie de Cristo. Por eso mi idea de ponerle Los mansos es porque está visto desde el otro lado, no desde la sociedad burguesa, sino desde el lugar más “crístico” de la situación, que son los mansos de espíritu.

- ¿Se toma al manso también como un guía, como Cristo?

En realidad, como un sujeto que viene a generar una idea sacrificial. De hecho el idiota es un personaje que entra en el mundo petersburgués para desatar una cantidad de situaciones límites entre los personajes y desaparecer. Entonces, es como alguien que revela algo oculto. Esa bondad funciona como espejo contrario…

- Como espejo que desnuda la fachada.

Claro, exactamente.

- ¿En la intención de mostrar el proceso de creación hay una idea de ascesis, de auto-transformación a partir del arte?

Si yo construyo algo para compartir con otros lo importante no es tanto el resultado como el proceso. Entonces, si puedo abrir el proceso para que alguien lo comparta…lo que pasa es que falta gimnasia. El ensayo termina y todos se van como si fuera una función. De la misma manera, el weblog (losmansos.blogspot.com) y la muestra fotográfica funcionan para que se vea cómo empezamos. Hay una idea de abrir el trabajo, de que esto forme parte de todo el que quiera compartirlo, y no de venir a ver el paquete con el moño y ya está.

Hoy ensayo general Hoy

Hoy hacemos un ensayo general con público a las 23. Mañana estrenamos. Tan cerca y tan lejos. Desprenderse de todo esto y entregarlo, ahora. Es así.

Algunas fotos más

El habano y el perro


El fin


Un eclipse


El mismo eclipse


El cuchillo

4.8.05

Venga y vea

Nacimientos


So in love 1


So in love 2


So in love 3


So in love 4


Extraños en un tren


Recuerdos de infancia


Regalo de cumpleaños


Rogojin espera


Un infierno


Nastasia recibe en casa

Algunas imágenes de los pregenerales de Los Mansos: todo empieza a ser definitivo.
Todas las fotos son de Ernesto Donegana.