3.10.05

Una espectadora escribe

Cuando vi Los Mansos, salí con una firme convicción: tengo que volverla a ver.
Porque mis sentidos no dieron a basto.
Y por mas que mi atención estaba "atenta", no pude captar todo en su totalidad por estas sensaciones que no dejaban de subirme por el cuerpo e invadirme durante todo el espectáculo.
Y me dije: quiero tiempo para dejar que decante y volver a verla.
Pero un impulso me ganó: no, no la vi de nuevo (aún) pero corrí a comprar El Idiota.
Y no puedo parar de leerlo!
Y veo desde otra perspectiva a Myshkin y a Rogojin, y a Natasia y las pasiones que desata.
Y leo a Dostoyevski y siento a Tantanian. Y don Fedor cuenta (y qué bien que cuenta!) y yo veo las imágenes de Los Mansos.
Y Rogojin se me vuelve Suardi; y Nastasia, Stella. Y claro que Myshkin no podía ser otro más que Nahuel!!
Todo es uno.
Todos son Dostoyevski.
Y quiero apurar la lectura para volver a ver Los Mansos luego de terminar de leer el libro (mmmm... llegaré?)
Me quedé inmersa en este maravilloso mundo ruso. Y me quedé mansa.
Y no quería dejar de agradecértelo.

Dama Luna

No hay comentarios.: