2.10.05

Hoy en Página/12

El alma rusa

Lo nuevo de Tantanian inspirado en Dostoievski.

Por Carolina Prieto
“Más que narrar me interesó crear un estado emocional parecido al que me genera Dostoievski: un lugar melancólico, de pérdida pero también vital, vinculado a mis recuerdos de infancia, a los relatos de mi madre sobre su partida de Rusia”, dice Alejandro Tantanian sobre Los mansos, su última creación. Es un montaje construido a partir de materiales varios: la novela El idiota, datos biográficos del autor ruso, jirones de la historia del director y del elenco. Y logra ensamblarlo todo en una puesta con una gran carga poética, centrada en las relaciones atormentadas de Myshkin, Rogojin y Nastasia, los protagonistas del libro. El ambiente es frío, azulado: un nuevo espacio en el Camarín de las Musas al que se accede subiendo una escalera. Una vez dentro, los espectadores se sientan y enfrentan una suerte de cantera rectangular, una pileta vacía de la que los intérpretes entran y salen, enmarcada en un espacio aéreo que parece un cielo. Los trajes, la iluminación y la música transportan a un mundo onírico y áspero, apenas suavizado por instantes de humor y juego.

El trabajo actoral de Stella Gallazi y Luciano Suardi se impone por su fuerza emotiva, mientras que el muy joven Nahuel Pérez Biscayart es una verdadera sorpresa. Tiene un rostro enigmático y maneja tal paleta de estados que hasta puede convertirse en una rata y generar escalofríos. El es “el idiota”, el manso cuya bondad desata la tragedia.

Tantanian es alquímico: difumina las fronteras entre los muchos “yo” que aparecen en escena, al punto que por momentos no se sabe quién habla (¿los personajes, los actores, el mismo director en boca de un intérprete?). Así, se accede a una experiencia única, compartida, que se extiende en la muestra de fotos de la antesala y en el blog www.losmansos.blogspot.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando vi Los Mansos, sali con una firme conviccion: tengo que volverla a ver.
Porque mis sentidos no dieron a basto.
Y por mas que mi atencion estaba "atenta", no pude captar todo en su totalidad por estas sensaciones que no dejaban de subirme por el cuerpo e invadirme durante todo el espectaculo.
Y me dije: quiero tiempo para dejar que decante y volver a verla.
Pero un impulso me gano: no, no la vi de nuevo (aun) pero corri a comprar El Idiota.
Y no puedo parar de leerlo!
Y veo desde otra perspectiva a Myshkin y a Rogoyin, y a Natasia y las pasiones que desata.
y leo a Dostoievski y siento a Tantanian. Y don Fedor cuenta (y que bien que cuenta!) y yo veo las imagenes de Los Mansos.
y Rogoyin se me vuelve Suardi, y Natasia, Estela. Y claro que Myshkin no podia ser otro mas que Nahuel!!
Todo es uno.
Todos son Dostoievski.
Y quiero apurar la lectura para volver a ver Los Mansos luego de terminar de leer el libro (mmmm.. llegare?)
Me quede inmersa en este maravilloso mundo ruso. Y me quede mansa.
Y no queria dejar de agradecertelo.

Ah! no queres explicar como es eso de los nombres rusos?? Nunca pude entenderlo...