8.10.06

El Clarín del domingo

Entrevista con Ciro Zorzoli
Un regreso a las fuentes


Reconocido por su trabajo en la dirección, ahora vuelve en
Los mansos a trabajar como actor

Juan José Santillán ESPECIAL PARA CLARIN


Hay una clara correspondencia entre la actuación y la dirección en el marplatense Ciro Zorzoli (1967). El creador de Ars higiénica, vuelve al escenario luego de seis años con el reemplazo de Luciano Suardi en Los mansos. Allí, interpreta a Rogojin, uno de los tres personajes del espectáculo de Alejandro Tantanián basado en El idiota, de Fiodor Dostoievski.

Le sorprende el motivo de la entrevista a Zorzoli porque ese rol fue, en cierto punto, desfigurado por su trabajo como director. "Llegué a dirigir de manera accidental, sin ninguna preparación específica porque mi formación es básicamente como actor. Pero es verdad que la actuación quedó de lado", aclara. Estudió en el Conservatorio de música de Mar del Plata y en la Escuela Municipal de Arte Dramático (EMAD), donde reconoce a Marta Serrano como una de sus maestras. Recientemente estrenó la instalación escénica La selva interior, basada en los últimos días de la vida de Horacio Quiroga, que se presentó en el Centro de Experimentación del Teatro Colón.

Para Ciro Zorzoli su participación en Los mansos, ajusta una serie de componentes fundamentales de su mirada como director. Con más de un año en cartel, la pieza conformó un engranaje alimentado por el pulso de actores que completan, en un juego de postas, la cartografía de la obra. Por allí, han pasado diferentes registros como el de Stella Gallazi, María Inés Sancerni y Mirta Bogdasarián. Todos aportaron componentes biográficos al trazado original del espectáculo. "En un reemplazo —dice Zorzoli— lo más importante es confiar en el color y el timbre de cada uno que se incorpora para reproducir una mecánica que funciona de antemano. Desde mi lugar de espectador, percibí en Los mansos una obra que invitaba al encuentro entre los actores".

Sin duda, Zorzoli es uno de los directores cuya producción hace hincapié en el proceso más que en el resultado final de una puesta. De allí, su interés en el encuentro entre los actores. Actualmente, trabaja en una residencia en el IUNA y es docente de la EMAD. Con un grupo prepara una obra sobre íconos peronistas; y con el otro intervenciones a partir del espacio urbano en relación a la institución educativa. "Quiero compensar la exigencia del medio ligada a los resultados y que una obra tenga sentido por el encuentro que se produce en los ensayos."

¿Cuál es el peso de tu bagaje como director a la hora de actuar?

Después de haber pasado por la dirección, cuando actúo relajo en cierto punto la mirada. Antes de ponerme a dirigir, tenía una exigencia muy fuerte en la mirada externa que podía construir sobre mi trabajo. Era una necesidad que ahora menguó bastante porque en la dirección le dí curso a esa mirada de una manera más directa. Entonces, luego de pasar esa sensación, volver a actuar es un placer porque delego en otro una confianza.

Sos uno de los curadores del próximo festival Internacional de Buenos Aires. ¿Cómo evaluás la cantidad de oferta teatral que hay actualmente?

Por un lado me parece que hay mucho trabajo. Habría que preguntarse qué sentido tiene hacer teatro en Buenos Aires. Se hace mucho y eso produce vértigo porque son pocos los espacios. Hoy, trato de cambiar la óptica y ver qué esta pasando en el teatro en general. Para eso trato de ver búsquedas y darles un encuadre. Hubo recambio generacional pero todavía no puedo percibir de qué se trata.

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